RUSANICA
Vicepresidente
La Gran Guerra Patria es uno de los componentes –y se podría decir que el componente principal– del evento más trágico del siglo XX:
En la madrugada del 22 de junio de 1941 las tropas nazis atacaron las fronteras de
Según las películas de Hollywood, la parte más importante de
“Oh gran país, levántate…”
El líder nazi Adolfo Hitler aspiraba vencer
Además, no olvidemos que 40 grados bajo cero tampoco es un ambiente natural para los rusos y que en el Ejército Rojo había muchos combatientes de otras Repúblicas de
Mas, pese al tremendo empuje de los nazis, el Ejército Ruso resultó victorioso en la batalla de Moscú. Leningrado, cercado a partir de septiembre del 41, continuaba resistiendo; las tropas soviéticas reconquistaron la ciudad de Rostov en el Don, en el sur de Rusia. En los territorios ocupados se desarrollaba una implacable guerra de guerrillas de escala jamás vista. Total, quedó claro que
Una alianza pragmática
El 1 de enero de 1942 Estados Unidos, Gran Bretaña,
Por su parte Harry Truman (1884-1972), que en 1944 fue electo Vicepresidente de los Estados Unidos y en 1945, luego de la repentina muerte de Franklin Delano Roosevelt (1882-1945), Primer Mandatario de este país, consideraba que si veían que ganaba Alemania debían apoyar a Rusia y si veían que ganaba Rusia, tenían que apoyar a Alemania, “dejando que se maten entre sí”.
“Tu centella, Stalingrado”
En verano de 1942 los alemanes emprendieron una nueva ofensiva. Esta vez su objetivo era el sur de
El francotirador Vasili Záytzev (1915-1991) –años después convertido en una caricatura en la película Tras las líneas enemigas (2001) del director Jean-Jacques Annaud– dijo: “En la otra orilla del Volga no hay tierra para nosotros”, y esa fue la consigna. El 19 de noviembre empezó la ofensiva soviética; el 23 del mismo mes el Sexto Ejército alemán fue rodeado. La ciudad se volvió un caldero, donde el fuego enemigo, el hambre y el frío cocinaron a miles de personas. Las cifras de las pérdidas alemanas difieren pero todos coinciden en que fueron enormes, y enorme fue el impacto político y moral del triunfo de
Pablo Neruda dijo, y miles repitieron: “Tu Patria de martillos y laureles, / la sangre sobre tu esplendor nevado, / la mirada de Stalin a la nieve / tejida con tu sangre, Stalingrado”... Aún no había terminado. En verano y otoño de 1943 tuvieron lugar otras enormes batallas: la de Kursk (5 de julio-23 de agosto, considerada la más grande batalla de tanques y aviones en la historia de la humanidad) y la de Dniéper (24 de agosto-23 de diciembre), compuesta de varias operaciones. El Ejército Rojo se nuevo se alzó con la victoria, y los nazis perdieron definitivamente la iniciativa de las operaciones estratégicas ofensivas.
Sin embargo, ese tampoco fue el final. En el transcurso de 1944 las tropas alemanas recibieron enormes cantidades de armamento de gran potencia y continuaban luchando con disciplina y abnegación. Pese a toda aquella resistencia, los soviéticos seguían avanzando, liberando un país tras otro...
El 6 de junio de 1944 los aliados occidentales de la URSS por fin abrieron el segundo frente; iniciando el desembarco en Normandía, Francia, lo que empeoró mucho la situación de Alemania. Pero Hitler era obstinado y mandó iniciar una potente contraofensiva, pretendiendo lograr un armisticio con el Occidente y volver a concentrar todas las fuerzas en el Frente Oriental. El 16 de diciembre comenzó la batalla de las Ardenas, Bélgica, y las cosas se pusieron color de hormiga para las tropas inglesas y norteamericanas. Los EE.UU. pidió apoyo a los rusos, y el 12-13 de enero de 1945 el Ejército Rojo empezó, una semana antes de lo previsto, su ofensiva en Polonia y Prusia Oriental. A los nazis no les quedaba más remedio que detener la ofensiva trasladando al Frente Oriental 7 divisiones. A la hora de hablar de sus triunfos durante
En 1945 ambos frentes avanzaban sobre Alemania. El 16 de abril comenzó la batalla de Berlín, que duró hasta el 8 de mayo; el 25 del mismo mes el Ejército Rojo se encontró en el río Elba con las tropas norteamericanas... Los soldados sonreían y se abrazaban; los generales ¡quién sabe! La resistencia alemana fue tenaz hasta el último momento pero el 30 de abril los soviéticos llegaron hasta el centro de Berlín; Hitler se suicidó y el dos de mayo la capital del III Reich se rindió. El 8 de mayo el Alto Mando Alemán se rindió incondicionalmente a Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética.
Las diferencias
Hay quienes afirman que la enorme cantidad de pérdidas humanas no era “tan necesaria”, que el sometimiento o la rendición hubieran permitido preservar vidas... Pero este argumento no resulta sostenible, incuso dejando de lado el patriotismo y el orgullo. Desde el inicio era, de parte de los nazis, una guerra de exterminio. El trato para los prisioneros de guerra soviéticos era muy distinto del reservado para los combatientes occidentales (no estamos hablando de guerrilleros, para ellos no había compasión) De 235 mil prisioneros ingleses y estadounidenses en los campos de concentración murieron 8.300 (3,5%). De 5.700 mil prisioneros de guerra soviéticos, en su mayoría rusos, perecieron 3.300 mil (57%). Los números gritan.
Otra “leyenda negra” sobre
La guerra no tiene rostro femenino pero durante
“La crueldad es una virtud…”
Hay una diferencia abismal entre el número de víctimas civiles en Alemania y en
Una libreta de instrucciones elaborada especialmente para aleccionar a soldados alemanes instaba: “Tú no tienes corazón ni nervios, en la guerra ellos no se necesitan. Elimina de ti mismo la piedad y la compasión, mata a cualquier ruso, sea anciano o mujer, niña o niña. Mata, que con eso te salvarás a ti mismo, garantizarás el futuro de tu familia y te cubrirás de gloria imperecedera”.
Las instrucciones surtieron efecto: mataban por todo y por nada, y si bien los judíos eran el blanco principal las personas de otras nacionalidades no estaban a salvo. En Bielorrusia fueron reducidas a cenizas, junto con toda su población 629 aldeas. Uno de cada cuatro bielorrusos fue masacrado. Durante el bloqueo de Leningrado (8 de septiembre de 1941-27 de enero de 1944) murieron, a consecuencia del frío, hambre y fuego enemigo, más de 600 mil personas. Durante el período más duro aquellas personas que trabajaban recibían al día
¡Recordar!
Hay un sinnúmero de testimonios sobre aquellas atrocidades cotidianas. Vera Nóvikova, que en 1941 tenía 13 años, recordaba: “A mi prima la colgaron. Su esposo era comandante de un destacamento guerrillero, y ella estaba embarazada. Alguien la delató a los alemanes, ellos vinieron. Reunieron a todos en la plaza. Ordenaron que nadie llorara. Allí había un árbol alto, acercaron al caballo… La prima estaba de pie sobre el trineo… Tenía una trenza larga… La pusieron la soga, ella sacó la trenza de debajo de la cuerda. Hicieron moverse el caballo, ella quedó colgada, meciéndose… Mujeres empezaron a gritar… Gritaban sin lágrimas, a mera voz. No se permitía llorar. Si quieres gritar, grita, pero no llores, no demuestres compasión… Mataron a aquellos que lloraban. Les dispararon a unas adolescentes de 16 ó 17 años porque ellas lloraban”.
Katia Susánina, de 15 años, escribió el 12 de marzo de
M. Abdulin cuenta en su libro De Stalingrado al Dniéper recordó: “Entre los escombros del incendio vimos una figura femenina casi fantasmal que aparece de repente entre el humo. Al parecer, hace rato nos está esperando. Nos acercamos y los detenemos. La mujer está muy desnutrida pero se mantiene derecha. Su cabellera color ceniza le llega hasta la cintura e indica que es joven. Pero el resto parece pergamino pegado a los huesos. La nariz afilada como un pico, ojos hundidos y manos y pies delgados como palillos de fósforos hacen pensar en un ser venido del otro mundo. Nos da miedo preguntarle algo porque está apenas viva. Un soldado de mediana edad le da un vaso con agua. Ella toma el vasito entre sus delgados y temblorosos dedos y se lo bebe lentamente y con placer. Luego revolvió el vasito vacío y dijo silabeando: ‘Gra-cí-as pero llegaron tarde’. Al pronunciar estas palabras se derrumbó entre los brazos del soldado que estaba más cerca. Su cabeza cayó hacia atrás y los brazos colgaron como mangas vacías. Comprendimos que estaba muerta”.
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